HISTORIA DE LA ALPUJARRA


HISTORIA DE LA ALPUJARRA

Geografía física y humana

Paisaje y naturaleza

La región consiste principalmente en una serie de valles y barrancos que descienden desde las cumbres de Sierra Nevada, en el norte, al eje vertebrador de la comarca, que es el gran valle, dispuesto en dirección esteoeste, formado por las cuencas del río Guadalfeo, en la parte granadina, y del río Andarax, en la parte almeriense. Al sur, la Sierra de Lújar, la Sierra de la Contraviesa y la Sierra de Gádor con sus barrancos, que descienden desde estas sierras al Mar Mediterráneo.

Se trata de un espacio de una enorme belleza natural y grandes contrastes. A causa de su clima suave, combinado con una fuente estable de agua para la irrigación de los ríos que descienden de Sierra Nevada, los valles de La Alpujarra disfrutan de un importante grado de fertilidad, si bien a causa de la naturaleza del terreno sólo pueden ser cultivados en pequeñas parcelas, por lo cual la técnicas modernas de agricultura no suelen ser viables. Abundan los árboles frutales, como naranjos, limoneros, caquis, manzanos, higueras, castaños, almendros, y los viñedos. La zona este de La Alpujarra, la almeriense, así como la cara sur de las sierras costeras, son más áridas.

Servicios

En general, la imposibilidad de mecanizar la agricultura en un lugar tan montañoso causa su falta de competitividad en la actualidad, por lo que el factor de crecimiento del área viene de parte del turismo. Existen servicios de autobús desde y hacia Granada, Almería y Málaga, y los aeropuertos de estas tres ciudades quedan, en consecuencia, a un par de horas de distancia en coche.El puerto de Motril es el lugar de embarque más cercano. El sendero de larga distancia GR7 (E4) Arco Mediterráneo (Itinerarios Europeos de Larga Distancia) atraviesa la zona. Hay además otros senderos de interés, como el Sulayr o la ruta medieval.

Historia

La Alpujarra fue sucesivamente colonizada por íberos y celtas, por la antigua Roma, y por visigodos, antes de la conquista musulmana de Hispania durante el siglo VIII; no obstante, el historiador árabe Ibn Ragid declara que la región no fue conquistada por los árabes debido a la aspereza de su territorio. Su colonización, por tanto, hubo de ser posterior y realizarse modo muy paulatino. La región fue el último refugio de los moriscos, a quienes se les permitió permanecer allí hasta mucho después de la caída del Reino Nazarí de Granada en 1492. Tras la revuelta morisca de 1568, (durante la que Abén Humeya, de nombre cristiano Fernando de Córdoba y Válor, se proclamó Rey de la Alpujarra) la población morisca fue expulsada de la región tras que ésta fuese usada como su base militar. Por orden de la corona española, se requirió que dos familias moriscas permaneciesen en cada villa para ayudar a los nuevos habitantes, introducidos desde tierras de Castilla (fundamentalmente procedentes de otros lugares de Andalucía, así como castellanos, gallegos y leoneses), y enseñarles la forma de trabajar las terrazas y los sistemas de irrigación de los que depende la agricultura de la región. Sin embargo, la repoblación fracasó y los sitemas agrícolas se perdieron, sustituidos por especies y métodos de origen castellano.

La influencia de la población árabe se puede observar, lógicamente, en el paisaje agrario, la arquitectura cúbica (interaccionada con la arquitectura beréber de las montañas marroquíes del Atlas), la cocina local, el tejido de alfombras y jarapas y en numerosos nombres de lugar de origen árabe. También en la permanencia de manifestaciones culturales como el Trovo.